Hay un lugar, en algún sitio, en otro tiempo,
en el que soñamos conocernos.
Te imaginé y me imaginaste.
No teníamos ni una vieja foto, ni un recuerdo.
Un camino de tierra, muy largo y agreste.
Un calor abrazando nuestras imágenes en
sueños.
Te soñé... me soñaste...
Te abracé en un lugar que se nos ha perdido...
en mi vientre, en mi alma y en cada uno de mis
sentidos.
Hoy la vida... o tal vez la muerte
Sí, esa a la que todos temen,
nos ha unido.
Nos tiene a las dos juntas de nuevo.
Y ya no son sueños, imágenes ni recuerdos.
Ya estás junto a mí, hija mía.
Triste alegoría del reflejo de un alma incomprendida
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